A principios de 1939, la Comunidad publicó su libro de texto básico, Alcohólicos Anónimos. En este libro, escrito por Bill, se exponían la filosofía y los métodos de A.A., la esencia de los cuales se encontraba en los ahora bien conocidos Doce Pasos de recuperación. El libro también llevaba los historiales de 30 miembros recuperados. De este punto en adelante, A.A. se fue desarrollando rápidamente.
También en 1939, el Cleveland Plain Dealer publicó una serie de artículos acerca de A.A., suplementada por algunos editoriales muy favorecedores. El grupo de Cleveland, compuesto solamente de unos 20 miembros, se vio inundado con incontables súplicas de ayuda. A los alcohólicos que llevaban solamente unas cuantas semanas sobrios se les encargó de trabajar con los nuevos casos. Con esto se dio al movimiento una nueva orientación, y los resultados fueron fantásticos. Pasados unos pocos meses, el número de miembros de Cleveland había ascendido a 500. Por primera vez, había evidencia de que la sobriedad podría producirse en masa.
Entretanto, el Dr. Bob y Bill habían establecido en Nueva York en 1939 una junta de custodios para ocuparse de la administración general de la Comunidad recién nacida. Algunos amigos de John D. Rockefeller, Jr. servían como miembros de este consejo, junto con algunos miembros de A.A. Se dio a la junta el nombre de la Fundación Alcohólica. Sin embargo, todos los intentos de recoger grandes cantidades de dinero fracasaron, porque el Sr. Rockefeller había llegado a la conclusión prudente de que grandes sumas de dinero podrían estropear la naciente sociedad. No obstante, la fundación logró abrir una pequeña oficina en Nueva York para responder a las solicitudes de ayuda e información y para distribuir el libro de A.A.—una empresa, dicho sea de paso, que había sido financiada principalmente por los miembros de A.A.
El libro y la nueva oficina pronto resultaron ser de gran utilidad. En el otoño de 1939, la revista Liberty publicó un artículo acerca de A.A. y, como reacción, llegaron a la oficina unas 800 urgentes solicitudes de ayuda. En 1940, el Sr. Rockefeller celebró una cena para dar publicidad a A.A., a la cual invitó a muchos de sus eminentes amigos neoyorquinos. Este acontecimiento suscitó otra oleada de súplicas. A cada solicitud, se le respondía con una carta personal y un pequeño folleto. Además, se hacía mención del libro Alcohólicos Anónimos, y pronto se empezaron a distribuir numerosos ejemplares del libro. Con la ayuda de cartas enviadas de Nueva York y de miembros de A.A. viajeros provenientes de centros ya establecidos, nacieron muchos grupos. A finales del año, había 2,000 miembros de A.A.
Entonces, en marzo de 1941, apareció en el Saturday Evening Post un excelente artículo acerca de A.A., y la reacción fue tremenda. Para finales de ese año, el número de miembros había ascendido a 6,000 y el número de grupos se había multiplicado proporcionalmente. La Comunidad fue extendiéndose a pasos gigantescos por todas partes de los Estados Unidos y Canadá.